sábado, 18 de abril de 2020

SONRISAS DEDE EL CONFINAMIENTO



Señor Covid-19, quiero dirigirme a usted, ya que después de un tiempo entre nosotros; exactamente desde que decidió venir a irrumpir en nuestras vidas sin avisar ni ser invitado como cual enemigo silencioso en una emboscada para desbaratarlas  y descolocarnos, cancelar de la noche a la mañana nuestros planes, nuestro día a día, nuestros destinos,  los de los más grandes y los más pequeños, los más indefensos, nuestros familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo…. Llegó como cruel asesino destruyendo todo y a todo aquel que entró a su paso sin ningún escrúpulo y sin importarle clase social, poder económico o edad, cualquiera podía ser su víctima. La mejor y única arma que en horas pudimos conseguir para enfrentarnos fue la unión de la sociedad sin importarnos a nosotros mismos tampoco al igual que hizo “usted” ningún tipo de estigma o clase social, porque ya lo sabíamos pero nos lo demostramos a nosotros mismos.
Personalmente le voy a contar mi experiencia frente a la situación que nos ha hecho vivir: He pasado por momentos duros en mi vida, quien me conoce lo sabe bien, y he salido de todos ellos y también saldré de lo que la vida y el destino quiera seguir poniéndome como pruebas porque nadie dijo que la vida fuera fácil pero sí merece vivirse y además intensamente. Y con respecto a estos momentos quiero que sepa que en “la cara y la cruz” de esta moneda he comprobado que las personas somos maravillosas cuando en momentos extremos y situaciones límite nos unimos, he visto a miles de personas cerca de mí y también lejos aliarse como si fuéramos una sola y he comprobado una vez más que la fe en nosotros mismo mueve montañas, la montaña de la esperanza de salir de esto como lo hemos hecho.. capaces de ganar una guerra a un enemigo que desconocíamos por completo y sin armas. Ha habido muchas víctimas inocentes y vulnerables (tanto de la sanidad como familiares, conocidos y por supuesto también desconocidos) porque solo un cobarde es capaz de cebarse con los más débiles. Por mi situación personal tenía que haberme quedado en la retaguardia laboralmente pero no he podido hacerlo, mi conciencia no me lo permitía aunque mi sentido común  sabía que debía haberlo hecho desde el primer momento, pero también sabía que algo me protegía porque cuando estás donde crees de verdad que debes estar nada malo puede pasar.
Creo que vivimos muy rápido y esta situación que nos ha generado debemos de saber aprovecharla para mirarnos a nuestro ombligo y saber dónde hemos fallado anteriormente a su visita cada uno  para empezar a hacer las cosas  como es debido de una vez y aprender de la lección que nosotros mismos nos hemos dado y lo que realmente es vital, importante y prioritario y diferenciarlo de lo que es superficial y prescindible y por supuesto que la memoria y el egoísmo no nos juegue malas pasadas. He visto el lado más fuerte y más débil de cada persona, incluso el mío.
Y que sepa también, señor Covid-19, que estoy muy enfadada porque sin motivo ninguno se ha llevado a personas muy queridas y valiosas que no se lo merecían y no era su momento y lo ha hecho de la manera más injusta y dolorosa que se ha podido hacer, incluso de una forma que jamás nadie se hubiera podido imaginar.
Pero como el “AVE FENIX” el ser humano sabe resurgir de sus cenizas y esta vez nos pilló desprevenidos pero para la próxima vez (sinceramente espero que no la haya) pero por si acaso, estaremos preparados y nos tomaremos la revancha, asi que piénselo dos veces porque no es bienvenido y será más difícil vencernos porque estaremos doblemente armados: "UNIDOS Y PREPARADOS"

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