A ti, que estás ingresado en el hospital, dedico estas palabras. Estás
triste, te sientes solo y probablemente tienes miedo. Pues piensa que la
suma de los esfuerzos que todos tus cuidadores están haciendo día tras
día y tu lucha personal, te
sacarán de ahí muy pronto. Recuperado físicamente y quizás diferente a
como eras antes de toda esta pesadilla, en la que te ha tocado sufrir
más que a otros, pero con las ganas de vivir que siempre has tenido.
Piensa en todo lo que te queda por hacer, en todo
lo que te queda por ver, en todo lo que te queda por aprender, en todos
los que te quedan por querer y en los que más quieres tener a tu lado,
que te esperan, como el mundo, con los brazos abiertos.
¡Nunca te
rindas!. Todos somos una sola voz para susurrarte
al oído ¡ánimo y adelante!.
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